No hay duda de que el ejercicio es bueno para el cuerpo, pero ahora los ingenieros del MIT han descubierto que también tiene beneficios a nivel de neuronas individuales. Observaron que cuando los músculos se contraen durante el ejercicio, liberan un conjunto de señales bioquímicas llamadas mioquinas. En presencia de estas señales generadas por los músculos, las neuronas crecieron cuatro veces más en comparación con las neuronas que no estaban expuestas a las mioquinas.
Crecimiento de neuronas
Estos experimentos a nivel celular sugieren que el ejercicio puede tener un efecto bioquímico significativo en el crecimiento de los nervios. Sorprendentemente, los investigadores también descubrieron que las neuronas responden no solo a las señales bioquímicas del ejercicio, sino también a sus impactos físicos.
Los hallazgos sugieren que los efectos bioquímicos y físicos del ejercicio podrían ayudar a curar los nervios.
Aunque estudios anteriores han indicado un posible vínculo bioquímico entre la actividad muscular y el crecimiento nervioso, este es el primero en demostrar que los efectos físicos pueden ser igualmente importantes. Los resultados arrojan luz sobre la conexión entre los músculos y los nervios durante el ejercicio, y podrían informar sobre terapias relacionadas con el ejercicio para reparar los nervios.
«Ahora que sabemos que existe esta comunicación entre músculos y nervios, puede ser útil para tratar cosas como la lesión nerviosa, donde se corta la comunicación entre nervio y músculo», afirma Ritu Raman, autora principal del estudio. «Tal vez si estimulamos el músculo, podríamos alentar la curación del nervio y restaurar la movilidad a quienes la han perdido debido a una lesión traumática o enfermedades neurodegenerativas».
Ejercicio como medicina
Ahora que el grupo ha demostrado que ejercitar los músculos puede promover el crecimiento de los nervios a nivel celular, planean estudiar cómo se puede utilizar la estimulación muscular dirigida para hacer crecer y curar los nervios dañados, y restaurar la movilidad de las personas que viven con una enfermedad neurodegenerativa como la ELA.
“Este es solo nuestro primer paso hacia la comprensión y el control del ejercicio como medicina”, dice Raman.