«Le dio un derrame», «hizo una apoplejía», «un accidente cerebro vascular». Sabía usted, querido lector, que, sin importar cómo se le llame en el país o región, lo cierto es que esta patología es la primera causa de discapacidad en el adulto, uno de cada seis personas podría padecerlo. Es por lo que, cada 29 de octubre se conmemora el «Día Mundial del ACV», con el objetivo de educar y concientizar sobre esta, la importancia de actuar rápidamente, necesidad de atención médica de emergencia.
Un ictus, también llamado Accidente Cerebro Vascular (ACV), ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe, impidiendo que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes, provocando que las neuronas mueran en minutos. Entre los factores de riesgo tenemos: hipertensión arterial, colesterol elevado, obesidad, fibrilación auricular, tabaquismo.
En algunos países, ejemplo España, cada 6 minutos se produce un ictus y cada 14 minutos muere una persona por esta causa. Es la segunda causa de muerte más frecuente en el mundo, responsable de más de 6 millones al año. Principal causa de discapacidad física en personas adultas y la segunda causa de deterioro cognitivo.
Siempre se asocian los ACV a pacientes mayores de 70 años, «pero hoy vemos jóvenes de 25, 30 y 40 años que los padecen» (Escoto, I.). Este dato debe llamar la atención y aumentar las medidas preventivas sobre el particular. Pueden ser causados por bloqueo (ictus isquémico) o ruptura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico). El isquémico se produce por coágulos sanguíneos que se pueden formar en el cerebro (trombosis) o que se desprenden de otras partes del cuerpo y viajan hasta el cerebro (embolia), así como también por placas de grasa (aterosclerosis) que se acumulan en las arterias cerebrales y pueden romperse formando coágulos. El ictus hemorrágico: hipertensión arterial no controlada, uso excesivo de anticoagulantes, aneurismas rotos, traumatismos cráneo encefálicos.
El inicio de esta suele ser súbito, con rápido desarrollo, pudiendo causar una lesión cerebral en minutos. ¿Cómo detectarla? se usa la llamada regla FAST (por sus siglas en inglés): cara caída (Face), dificultad para levantar un brazo (Arm) de hablar o articular palabras (Speak) y tiempo (Time) para llamar a emergencia. Además, pérdida de la fuerza o adormecimiento repentino en la mitad del cuerpo del mismo lado, dificultad para caminar, alteraciones visuales, mareos o pérdida del equilibrio, cefalea intensa, hasta provocar una discapacidad que obligue al paciente a permanecer en cama o silla de ruedas toda la vida.
Es sin dudas una emergencia médica que requiere atención inmediata. Cada minuto que pasa mueren neuronas, por lo que un tratamiento rápido salva vidas y aumenta probabilidades de recuperación, al tiempo que reduce las secuelas y posibilidades de causar daño neurológico grave o permanente. Esta afección que en los hechos es un trastorno neurológico, termina afectando de manera importante la esfera emocional y psíquica del paciente: trastornos depresivos, ansiedad, irritabilidad, baja tolerancia a la frustración dificultad para controlar los impulsos, incontinencia emocional, cambios repentinos de humor, rigidez de pensamientos, reacciones exageradas ante el fracaso, llanto, enfado, comportamiento infantil, egocentrismo. Estas alteraciones pueden ser el resultado del daño cerebral directo o del duelo emocional por la pérdida de capacidades.
Resulta comprensible que, dadas las múltiples limitaciones de los pacientes en las esferas descritas, dificulte de manera importante su comprensión, manejo y atención por parte del personal de salud y familiares. El entendimiento de sus limitaciones cognitivas, estado anímico, sensación de impotencia y frustración obligan a una mayor tolerancia frente a una situación, no solo desagradable, sino de impotencia ante un hecho desconocido que conlleva niveles de dependencia tan graves que comprometen áreas imprescindibles para el diario vivir: comunicación, vestirse, ir al baño. Todo ello puede alterar al más tranquilo de los mortales, teniendo que pasar de persona independiente a una que a veces conlleva total dependencia.
Sugerencias:
Evite el sedentarismo, la obesidad.
Practique ejercicios.
Dieta saludable.
Chequeos médicos periódicos: control de presión arterial y diabetes.
No al tabaco. Evite el consumo excesivo de alcohol.
Controle el estrés y ansiedad.
Ante cualquier síntoma de los señalados, contacte con servicio de emergencia.
¡El tiempo es vida! Cuidémonos, para evitar que otros tengan que cuidarnos.
Por: Dr. Julio Ravelo Astacio



















































