La movilidad urbana basada en el uso del automóvil, un número insuficiente de horas de sueño por exceso de luz o ruido, el acceso a establecimientos de venta de productos alimentarios poco saludables y la influencia de familia, amigos y conocidos con hábitos poco saludables son los cuatro factores principales que incrementan el riesgo de sobrepeso u obesidad tanto en el hogar como en el centro de trabajo.
En los espacios laborales, mayoritariamente oficinas en el sector terciario, las cuatro claves para identificar su posible consideración como entornos obesogénicos son la imposibilidad de hacer pausas para moverse y beber agua, el hecho de no cambiar de postura o levantarse cada hora, el afrontamiento del estrés mediante comida rápida poco saludable y el uso de aplicaciones para pedir en caso de no disponer de ella.
ESTOS SON LOS 4 FACTORES PRINCIPALES QUE INCREMENTAN EL RIESGO DE SOBREPESO U OBESIDAD
Como recomendaciones para contrarrestar estos factores, los especialistas aconsejan hacer traslados caminando o en trasporte público, subir siempre las escaleras y no utilizar el ascensor, salvo que sea imprescindible.
Además consideran necesario aprender a cocinar utilizando comida saludable y evitar procesados, bebidas, dulces y alcohol. Así como no comprar y almacenar, en exceso, alimentos muy calóricos.
Para los expertos se deben dormir entre 7 y 8 horas diarias, evitando ruido y contaminación lumínica y, sobre todo, la luz de las pantallas.
EL AMBIENTE PUEDE CONTRIBUIR AL DESARROLLO DE LA OBESIDAD
Dado el impacto que tiene la obesidad en la salud, una problemática que se repite en todo el mundo, es primordial ser conscientes de la importancia de identificar las barreras y desafíos actuales en el abordaje efectivo de la misma y colaborar para encontrar soluciones, siquiera con pautas tan básicas como estas.
En ese sentido, el ambiente donde vive la población puede contribuir al desarrollo de la obesidad cuando favorece o obstaculiza o impide la alimentación saludable y la actividad física. Por tanto, es fundamental tomar medidas que ayuden a cambiar, prevenir o evitar estos ambientes, contribuyendo a reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad.
Un ambiente obesogénico puede estar condicionado por la suma de varios factores como la disponibilidad y el consumo de comida rápida, de alimentos ultraprocesados y de bebidas azucaradas, alta exposición a publicidad de este tipo de alimentación en medios de comunicación y redes sociales, sedentarismo, entre otros.
El problema es que muchas veces no somos conscientes de eso y nos dejamos llevar. De hecho, un elevado porcentaje de personas con obesidad no se reconocen como tales y, a lo sumo, creen tener algunos kilos de más y perciben lo que les pasa como algo de andar por casa.
Sin embargo, la obesidad es una enfermedad crónica, tal y como reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hay que fomentar la actividad física y la alimentación saludable para que esta enfermedad deje de ser, entre otras cosas, una de las más prevalentes e infravaloradas.