La vitamina B12 es esencial para la síntesis de proteínas, el buen funcionamiento del sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos.
Según un estudio publicado en la National Library of Medicine de Estados Unidos, este micronutriente estimula la producción de melatonina, una de las hormonas encargadas de regular el ritmo circadiano y de indicar cuándo es momento de irse a dormir.
Debido a esto, su deficiencia podría generar problemas en los patrones del sueño.
No es producida por el cuerpo, lo que significa que debe ser incorporada a través de las comidas que se consumen. Se encuentra sólo en alimentos de origen animal, principalmente en carnes rojas, blancas, huevos, lácteos y pescados. Sin embargo, hay uno en particular que se destaca: la almeja.
Según Mayo Clinic, una buena alimentación que aporte las cantidades mínimas necesarias de vitamina B12 por día, que serían alrededor de 2.4 microgramos, es vital para que el cuerpo pueda cumplir con sus funciones fisiológicas de manera completa y eficiente. Para lograr esto hay múltiples alternativas dentro de las opciones de alimentos, además de suplementos que solo se dan en casos especiales y deben ser recomendados por profesionales de la salud.
Las posibilidades de padecer deficiencia de vitamina B12 aumentan significativamente en las personas mayores de 50 años. Además, debido a que este nutriente solo se encuentra en alimentos de origen animal, el mantener una dieta vegana o vegetariana podría disminuir los niveles de la vitamina en el organismo.
La celiaquía, la enfermedad de Crohn y las operaciones digestivas también forman parte de las potenciales causas de la deficiencia.
En ese sentido, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos explica que la anemia, que se entiende como la baja cantidad de glóbulos rojos sanos, causada por la falta de vitamina B12 puede generar síntomas como fatiga, palidez, mareos, dolores de cabeza, problemas al caminar, confusión, pérdida de memoria, diarrea, problemas en la vista, entre otros. Si no se trata puede llegar a afectar el cerebro y el sistema nervioso.